HÉCTOR MOCTEZUMA DE LEÓN
Uno de los principales problemas a los que enfrentará el PRI en los próximos meses cuando Claudia Ruíz Massieu tenga que dejar el cargo de presidenta del Comité Ejecutivo Nacional, es la carencia de figuras que pudieran ejercer un liderazgo capaz de encabezar la recomposición de ese partido, arrasado en las elecciones del 1 de julio del año pasado.
El PRI no tiene figuras para salir adelante sin el tutelaje del presidente de la República con el que durante muchos años se mantuvo en el poder, como tampoco tiene banderas que los puedan posicionar en las preferencias electorales, sí en cambio carga con un gran desprestigio que llegó a niveles nunca vistos, en la administración que encabezó el mexiquense, Enrique Peña Nieto.
Una ex gobernadora, Ivonne Ortega, quien dejó muchos pendientes en Yucatán; un ex –gobernador, Ulises Ruíz de la corriente de los “porros” del partido y un ex –rector sobrevaluado como el doctor José Narro Robles, son las cartas que tienen los priistas para renovar la dirigencia nacional.
Aun así, en los últimos días se han dejado escuchar proclamas triunfalistas desde la sede nacional. Dicen que en la elección intermedia del 2021 ganarán cuando menos 100 diputaciones, lo que los pondrá en posibilidades de disputar con Morena el control de la Cámara Baja.
Este año habrá elecciones para gobernador en Baja California y Puebla, en este estado de carácter extraordinario, en ninguno de los dos casos el PRI tiene la más mínima posibilidad de ganar, como tampoco las tiene en los comicios locales que se llevarán a celebrarán en Aguascalientes, Quintana Roo, Tamaulipas y Durango.
Sin recursos, sin banderas, cargando el desprestigio en que lo sumió la administración de Peña Nieto, en el 2021 podría iniciar la debacle tricolor que lo lleve hasta la pérdida del registro ante la autoridad electoral.