MIL MILLONES CONTRA CINCO CENTAVOS

Pedro Salmerón Sanginés/Cortesía del Correo de Oaxaca

«La huelga de la Compañía Petrolera El Águila en 1924 en Do­ña Cecilia, Tamaulipas, México, fue una apuesta de mil millones de dólares, contra cinco centavos de peso mexicano; resultó al mismo tiempo, un épico y estruendoso combate entre mil 200 obreros tamaulipecos, agrupados en un sindicato, contra dos de los más robustos grupos de presión imperialista de manufactura mundial: la Asociación de Petroleros de Nueva York y la Asociación de Petroleros de México.”

Así empieza La huelga de El Águila, 1924, del historiador y periodista tamaulipeco José Ángel Solorio, pu­blicado hace unos meses para conmemorar 100 años de esa epopeya –que no toda epopeya es militar–, y puesta otra vez en la escena del sur de Tamaulipas por la presentación en conocida cadena de cines del documental basado en el libro, dirigido por Solorio y Medardo Treviño. Ya estarán circulando ambos más allá de las fronteras regionales.

En mil millones se calculaba la fortuna de los dueños del petróleo mexicano, Doheny el cruel, así apellidó al despiadado y ambicioso magnate hace más de 70 años, el periodista Gabriel A. Menéndez, y se quedó corto, como mostramos a propósito de Rosa Blanca; John D. Rockefeller, dueño de la Standard Oil Co; y los accionistas que habían comprado los negocios de Weetman Pearson, lord Cowdray, el contratista favorito de don Porfirio, a quien en la Cámara de los Lores del brutal imperio británico llamaban member for México, por la extensión de sus intereses aquí, en los que destacaban los petroleros y ferroviarios. Joya de esos negocios era El Águila Petroleum Co, que en 1919 Pearson vendió a la Royal Dutch Shell.

La principal central obrera mexicana de la época, la Confederación Regional de Obreros de México, y otros sindicatos, acordaron que sus agremiados donaran cinco centavos diarios para sostener la huelga de los mil 200 trabajadores de la refinería de Villa Cecilia, hoy Ciudad Madero, cuna del sindicato petrolero y de la lucha obrera por la dignidad y la soberanía. Por eso recalca Solorio: mil millones contra cinco centavos.

Cinco centavos: cuando los dirigentes del Sindicato de Obreros de la Compañía Mexicana de Petróleo El Águila (que desde 1935 es la sección 1 del sindicato petrolero nacional, que en 1938 fue clave en la recuperación de la riqueza petrolera de nuestro subsuelo) entregaron al gerente su pliego petitorio, el prepotente súbdito británico Alfred Jacobesen les dijo: Antes de una semana, tendrán que comer la suela de sus zapatos. Los dirigentes obreros le respondieron: No se le ha de conceder esa maldición. Y no se le concedió: la huelga estalló el 22 de marzo de 1924, duró 117 días y terminó con la victoria obrera.

El triunfo de los trabajadores de Villa Cecilia (desde 1930, Ciudad Madero) fue un cambio central para el sindicalismo mexicano y las relaciones entre el Estado y las soberbias compañías petroleras de capital imperialista. Una huelga iniciada cuando en los campos de batalla de muchas partes del país –aun Tamaulipas– se libraba el mayor desafío armado contra el gobierno que se reclamaba emanado de la Revolución, desafío surgido de sus propias filas: la rebelión delahuertista. El triunfo de los obreros en Villa Cecilia y el triunfo del gobierno en esa revuelta (con el respaldo de las organizaciones obreras y campesinas y del partido comunista) mostró el creciente poder de los sindicatos, la simpatía de un gobierno que quería modernizar las relaciones de clase para acelerar el desarrollo capitalista, y preparó las reformas que entre 1925 y 1938 devolvieron a México su petróleo, que se convertiría en palanca de desarrollo, tan importante por sus efectos a mediano plazo como la reforma agraria (intensificada en 1925-1927 y principalmente en 1935-1938).

¿Qué obtuvieron los obreros? No los 40 puntos de su pliego petitorio (ver páginas 33 y 34, a las que llega Solorio tras mostrar el panorama mundial, nacional y local de un movimiento obrero crecientemente influido por el triunfo y la consolidación de la revolución bolchevique, el hecho más significativo del siglo XX, según los grandes historiadores Joseph Fontana y Eric Hobsbawn), pero sí el primer contrato colectivo, el reconocimiento de su sindicato y la muestra del poder de la solidaridad proletaria. Serapio Venegas, uno de los dirigentes, lo resumió así: Esta agrupación hace presente a todas las agrupaciones hermanas, que la solidaridad que nos brindaron en momentos críticos, nunca se borrará de la mente de ningún trabajador de la refinería El Águila. Y queremos que sepan nuestros hermanos y compañeros que en caso de que peligre la existencia de alguna agrupación hermana, nosotros estaremos siempre en todo y por todo con ella, sin importarnos el peligro sea cual sea, teniendo por norma la actitud solidaria y digna que han asumido con nosotros las agrupaciones hermanas. Es decir, triunfaron los cinco centavos.

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