• No habrá cabida para las empresas extranjeras en San Mateo, por lo que rechazan cualquier intromisión que provoque daños al ambiente e irrumpa con la paz social
Por AGUSTÍN SANTIAGO
San Mateo del Mar, Oax.- Desde hace una década, los habitantes de este pueblo Ikoots se mantienen en resistencia por impedir que empresas trasnacionales instalen torres para la generación de energías limpias.
En el año 2007 en que comenzó esta resistencia -como le llaman los pobladores- por evitar que se roben el aire, han buscando la ayuda de organizaciones no gubernamentales para que los asesoren y, con ello, busquen mantener una firmeza presentando amparos para proteger esa reserva de mil hectáreas.
Miguel Comonfort, integrante de una organización que rechaza la instalación de torres eólicas en una extensión de 120 hectáreas como parte inicial del proyecto, explicó que Oaxaca y en especial el Istmo de Tehuantepec, se ha convertido en una zona fértil para los inversionistas extranjeros en su afán de querer quedarse con parte de la riqueza de los mexicanos.
Por tal motivo, aseguró que han participado en varios foros en algunos estados de la república y por supuesto en algunos países en donde rechazan la instalación de estos parques que han estado acabando con la flora, fauna y algunos recursos naturales.
Indicó que San Mateo del Mar tiene un estrecho en donde los vientos alcanzan los 80 y 120 kilómetros por hora, por este motivo muchos empresarios no solo en México, sino de talla internacional, se han interesado por posesionarse en esa comunidad Ikoots.
No obstante, sostuvo que se han hecho consultas con toda la comunidad y han escuchado las voces para determinar las acciones a seguir, en donde coinciden en que no van a permitir la instalación de torres que generen energía, y que además se las roben.
Dijo que el Mar Tílleme, localizado al poniente de San Mateo, colindante con Laguna Santa Cruz, es donde hay el interés de apoderarse de esa reserva, por lo que se han montado guardias permanentes entre los campesinos y pobladores para detectar cualquier posible invasión.
Añadió que en el 2010 arribó a San Mateo una compañía que radica en el Istmo, pero que depende de dos empresas extranjeras, con la intención de comenzar a medir la fuerza del viento e instalar algunas torres, sin embargo, los pobladores lo impidieron, por lo que terminaron en retirarse hacia otros municipios.
Concluyó diciendo que no habrá cabida para las empresas extranjeras en San Mateo, por lo que rechazan cualquier intromisión que provoque daños al ambiente e irrumpa con la paz social.